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Cómo mantener un sistema gastrointestinal sano

Cómo mantener un sistema gastrointestinal sano

 

Mantener un ritmo intestinal correcto y regular es indispensable para el mantenimiento de un buen estado de salud. No basta con comer bien, hay que tener además un sistema gastrointestinal sano para sentirse a gusto. Sin embargo los problemas asociados a él son muy frecuentes. En la actualidad, se estima que uno de cada cinco españoles sufre problemas gastrointestinales transitorios por distintas circunstancias, como pueden ser trastornos psicológicos, viajes, sedentarismo, estrés o el cambio de dieta. Pero también existen trastornos crónicos como puede ser la permeabilidad intestinal. En definitiva, son circunstancias que repercuten en la salud y la calidad de vida.


La permeabilidad intestinal

La permeabilidad intestinal aumentada es un problema frecuente cuyo interés va en aumento, y se correlaciona con (2,4): intolerancias y alergias alimentarias, enfermedades inflamatorias intestinales, giardiasis crónica y candidiasis intestinal, eczema atópico, síndrome de fatiga crónica, trastornos psíquicos incluida la depresión y enfermedades autoinmunes, entre otros.

Al hablar de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), se habla de una serie de enfermedades que, como el nombre indica, afectan al intestino en alguno de sus tramos, inflamándolo de manera puntual o crónica. Las enfermedades a las que nos referimos normalmente son el Síndrome de Intestino Irritable (SII), Colitis Ulcerosa y Enfermedad de Crohn. Se caracterizan por síntomas como dolor abdominal, periodos de estreñimiento y diarrea, pérdida de peso, y un malestar general que afecta al estado de ánimo de las personas que padecen estas enfermedades.​​​​​​​

Cuando hablamos de permeabilidad intestinal nos referimos al estado del epitelio intestinal, que funciona tanto para la digestión y absorción de nutrientes como de barrera mucosa selectiva frente a microorganismos, macromoléculas procedentes de la digestión y tóxicos. En este epitelio, las células del intestino (enterocitos) están unidos entre sí mediante las proteínas de uniones estrechas que proporcionan un sello entre las células epiteliales. De esta forma, se asegura la integridad y el paso de sustancias no deseables al torrente sanguíneo (1).

Un intestino con permeabilidad aumentada o síndrome del intestino “agujereado” es la condición que ocurre cuando las proteínas de uniones estrechas desaparecen y se desarrollan espacios entre los enterocitos. Estos pequeños espacios permiten que las sustancias como los alimentos no digeridos, toxinas, fármacos y microorganismos, que deberían eliminarse por el tracto digestivo, escapen hacia el torrente sanguíneo. Al pasar a la circulación sanguínea, estas sustancias pueden afectar a los diferentes sistemas del cuerpo (inmunitario, hormonal, nervioso, respiratorio, reproductivo), causando síntomas tan variados como dolor abdominal, flatulencia, diarrea, migrañas, insomnio, alergias, menstruaciones irregulares, palpitaciones, mareos, irritabilidad y estreñimiento entre otros. Al mismo tiempo, un intestino inflamado y demasiado permeable es más susceptible a la invasión de parásitos, bacterias o la multiplicación de ciertas levaduras como Candida albicans. Todos estos microorganismos son responsables, a su vez, de una gran lista de síntomas que pueden incluir desde diarrea, fatiga, tos crónica hasta problemas neurológicos. Por otro lado, estos microorganismos suelen inflamar el intestino causando un exceso de permeabilidad, creando un círculo vicioso difícil de romper.

Figura 1. Efectos de la permeabilidad intestinal aumentada. Entrada de alimentos mal digeridos (péptidos, proteínas, disacáridos, polisacáridos, lípidos); Masiva entrada de antígenos: alergia alimentaria (IgE), Intolerancia alimentaria (IgG), enfermedades inflamatorias y autoinmunes; Masiva entrada de toxinas tanto alimentarias, medioambientales o fármacos: sobrecarga de la función de detoxificación hepática (fase I y II) y fatiga debido al alto consumo de ATP; Masiva entrada de patógenos.


Eje intestino-cerebro-microbiota

Muchos de los trastornos gastrointestinales funcionales, además de la obesidad y diabetes, enfermedades autoinmunes, la ansiedad y depresión, e incluso para algunos autores el autismo, la hiperactividad y la fatiga crónica, se creen que están producidos por un mal funcionamiento del conocido eje intestino-cerebro-microbiota. Existen mecanismos inmunes, hormonales y neuronales que hacen posible una interacción bi y tridireccional entre el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central, desarrollándose mecanismos de bio-feedback en su regulación.

El estrés puede influir en la motilidad intestinal y por tanto en la microbiota, secreciones intestinales y microinflamación de la mucosa. La microbiota también parece que puede afectar al desarrollo cerebral ya que puede influir en los circuitos neuronales implicados en el control motor y emocional y en el desarrollo de neurotransmisores aberrantes como la serotonina, difíciles de restaurar con posterioridad (2, 3, 4).

Figura 2. Relación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central.


¿Cómo mantener en óptimas condiciones la barrera gastrointestinal?

En este artículo abordaremos extractos de plantas, aminoácidos, minerales y vitaminas que pueden ayudar a reparar y mantener en óptimas condiciones la barrera intestinal.

Glutamina, zinc, betacaroteno y quercetina

La glutamina, así como el zinc, el betacaroteno y la quercetina (bioflavonoide), estimulan la producción de proteínas de unión estrecha y aseguran de este modo la integridad del epitelio intestinal (6, 8).

Además, la glutamina es la principal fuente de energía de las células epiteliales en el intestino delgado. Se ha estudiado que la contribución de un suplemento de glutamina mejora la morfología de la mucosa intestinal en pacientes con la enfermedad de Crohn, enfermedad inflamatoria del intestino caracterizada por un aumento de la permeabilidad intestinal (9). También ha demostrado reducir la permeabilidad intestinal. Su administración en forma de suplemento ha demostrado que aumenta la función de barrera intestinal en niños desnutridos. Sin embargo, la glutamina no tiene ningún efecto si se administra por vía parenteral, debe ser vía oral. Es el sustrato preferente para los enterocitos, y funciona junto con otros aminoácidos, tales como leucina y arginina, para mantener la integridad y función. Varios estudios han demostrado los efectos beneficiosos de la glutamina en intestino permeable (5).​​​​​​​

Aloe vera, N-acetilglucosamina y N-acetilcisteína

​​​​​​​Los polisacáridos presentes en la pulpa del Aloe vera (10), la N-acetilglucosamina (11) y la N-acetilcisteína (12) poseen una acción antiinflamatoria. Es aconsejable que al consumir extractos de pulpa de Aloe vera, estén libres de aloína, ya que este compuesto tiene un ligero efecto laxante.

Los polisacáridos más grandes del Aloe vera y los arabinogalactanos (polisacáridos del alerce) son capaces de fortalecer el sistema immunitario (13). Estos últimos, han demostrado aumentar la producción de ácidos grasos de cadena corta, principalmente butirato y propionato, fuentes de energía de las células epiteliales del colon (14,15). La evidencia también indica que el consumo humano de arabinogalactanos del alerce tiene un efecto significativo sobre la mejora de la microbiota intestinal beneficiosa, aumentando específicamente bifidobacterias y lactobacillus (13).

El NAC (N-Acetil-Cisteína) es una forma estable del aminoácido no esencial L-Cisteína. Es un componente necesario para la formación de glutatión, uno de los antioxidantes más importantes del organismo. El NAC afecta positivamente al estado redox intestinal, y disminuye la producción de citoquinas proinflamatorias y favorece el factor de crecimiento epidérmico (EGF) (17).


¿Qué encontramos en el mercado de complementos alimenticios?

Mucílagos del Malvavisco y del Olmo rojo

El mucílago del malvavisco (polisacáridos tipo ramnogalacturonanos) destaca por su capacidad de formar una capa protectora sobre la mucosa irritada, y además puede contribuir a la regeneración de las células epiteliales. El olmo rojo (15) también produce mucílagos (16).

Vitaminas

Las vitaminas E y C actúan como antioxidantes controlando los radicales libres producidos en el daño tisular. Las vitaminas del grupo B son cofactores en multitud de reacciones metabólicas celulares. Además, la vitamina B2 contribuye al mantenimiento de las mucosas como la mucosa intestinal. Las vitaminas B1 y B6 contribuyen al metabolismo energético y el zinc, el ácido fólico, las vitaminas B6, B12 y B3 contribuyen al funcionamiento normal del sistema inmune.

Existe una gran diversidad de complementos alimenticios que nos pueden ayudar a mantener un sistema gastrointestinal sano. Una buena elección son los complementos que contengan una completa fórmula de nutrientes cuidadosamente seleccionada, de alta biodisponibilidad y que actúen de forma sinérgica para ayudar a reparar y mantener en óptimas condiciones la barrera intestinal.

Si la selección de nutrientes es adecuada, apoyará un correcto revestimiento mucoso que contribuya a la salud gastrointestinal, mejorando nuestro estado de ánimo, ayudando a reducir el cansancio y la fatiga y a mantener en condiciones normales el sistema inmunitario (2,3,4).

 

  1. Eduardo gómez-cortés et al. Permeabilidad intestinal y eje intestino–hígado. rev esp méd quir 2015;20:83-89.
  2. Joël dore´. hot topics in gut microbiota. United european gastroenterology journal 1(5) 311–318
  3. Wang, y; kasper, lh (may 2014). “The role of microbiome in central nervous system disorders”. brain behav immun. 38: 1–12
  4. Emeran a. et al. Brain gut microbiome interactions and functional bowel disorders. gastroenterology. 2014 may ; 146(6): 1500–1512.
  5. Jean robert rapin et al. Possible links between intestinal permeablity and food processing: a potential therapeutic niche for glutamine. clinics 2010;65(6):635-43
  6. Amashehm M. et al. ann n y acad sci 2009; 1165:267-73.
  7. Baltes, S. et al. dev growth differ 2004; 46(6):503-14.
  8. Wang, X. et al. dig dis sci 2013; 58(1):77-87
  9. Benjamin, J. et al. dig dis sci 2012; 57(4):1000-12
  10. Das, S. et al. int j biol macromol 2011; 48(1):38-4
  11. Salvatore, S. et al. aliment pharmacol ther 2000; 14(12):1567-79
  12. Hou, Y. et al. amino acids 2013; 45(3):513-22.
  13. Kelly GS. altern med rev 1999; 4(2):96-103.
  14. Deters, A. et al. j ethnopharmacol 2010; 127(1):62-9.
  15. Altern med rev 2000; 5(5):463-6.
  16. Kemper KJ. The longwood herbal task force 1999.
  17. Hou, Y. N-acetylcysteine reduces inflammation in the small intestine by regulating redox, egf and tlr4 signaling. Amino acids. 2013 sep;45(3):513-22

​​​​​​​Mar Blanco

  • Consultora alimentaria especialista en complementos alimenticios.
  • Licenciada en Farmacia y Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la UB. Máster en Dietética y Dietoterapia en la UV.
  • Posgrado en interacciones Fármaco-Alimento en UB.
  • Miembro de los grupo de trabajo de complementos alimenticios y complementos alimenticios y deporte del COFB. ​​​​​​​

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