Saludó el Dr. Cubrías a los asistentes, destacando la presencia entre ellos de algunos alumnos suyos. Felicitó, asimismo, al equipo de Cien por Cien Natural por la organización del evento y de todos los eventos y cursos que han organizado a lo largo de los años, destacando las dificultades que algo así comporta y la excelencia con que todos han sido organizados.
A continuación, antes de entrar en materia, el Dr. Cubrías sorprendió a los asistentes preguntando (y rogando sinceridad en la respuesta): “¿Quiénes nos vamos a dormir cuando empieza a oscurecer?, levanten la mano”
El ponente empezó a contar manos alzadas, para considerar que eran muy pocos los presentes que se acostaban al oscurecer, y, sin embargo, biológicamente hablando, todos deberíamos empezar a dormir cuando empieza a oscurecer, tal como se ha evidenciado desde el 2017, cuando se demostró objetivamente el valor de los cronorritmos biológicos, punto de partida de la cronofarmacología o la cronofarmacia y la cronopatología.
Bien, ¿qué pasa en la tarde cuando “nosotros empezamos a oscurecer” biológicamente hablando?, preguntó retóricamente el ponente. A continuación, dio la respuesta.
Biológicamente hablando la actividad enzimática baja, y de hecho no habría necesidad de cenar, incluso la cena muchas veces entorpece el efecto de detoxificación y limpieza anabólica asociada a la biología humana.
Seguidamente, a modo ilustrativo, el ponente contó una anécdota personal, declarando que no tenía conflicto de intereses. Manifestó que su esposa y él tomaban desde hacía un mes un sobrecito de Caricol® todas las noches (y un día se encontraron disputándose, y al final repartiéndose, un sobrecito). Comentó el Dr. Cubrías que cenando tan tarde como se cena generalmente en nuestro país, estamos sobrecargando la función y cargando la actividad enzimática nocturna, por eso la actividad enzimática de Caricol® ayuda a la digestión y promueve un mejor descanso nocturno.
Entrando en materia. Disbiosis intestinal.
Abordando el tema de la disbiosis intestinal, el Dr. Cubrías mencionó que se trata de un tema extremadamente interesante, pero que conviene abordar teniendo en cuenta que no se trata de algo estático y que desde el punto de vista clínico se tiende en los estudios a tratar desde un punto de vista cuasi convencional, similar al uso de antibióticos, de forma exagerada y excesiva.
Recordó el ponente que el impacto de la microbiota humana y el valor que tiene empezó a considerarse hace aproximadamente doce años, cuando se lleva a cabo el Proyecto del Microbioma Humano, al que se destinaron 230 millones de dólares por la FDA (Food and Drug Administration – Agencia de alimentos y medicamentos) para investigar heces fecales, y hasta la fecha, sin lugar a dudas, ha dado muy buenos resultados en términos de conocimiento, encontrando una explicación biológica a cosas que ya teníamos por sabidas desde la medicina ancestral, como la ayurvédica y otras.
Si se hace un repaso conceptual al tema de la microbiota humana, hoy se sabe que está compuesta fundamental-mente por estos cuatro grupos de microorganismos:
bacterias, arqueas, virus y hongos, predominando las bacterias.
El número de bacterias que habitan en nuestro organismo es tan elevado que, “por cada célula humana encontramos 9 bacterias”. Su conjunto puede llegar a pesar hasta 2 kilos. Alrededor de un 50% de la masa fecal se compone de bacterias. Estas bacterias pertenecen fundamentalmente a 4 filos: firmicutes, bacteroidetes, actinobacterias y proteobacterias.
Los dos primeros (firmicutes y bacteroidetes) tienen un rol crucial en el metabolismo humano. Manifestó el ponente que, llegados a este punto, cuando se estudia el microbioma y el microbiota, hay que prestar atención a una parte del concepto de las ciencias ómicas que es muy importante, el metaboloma. No solo es importante saber qué grupos de bacterias hay en uno u otro lugar y su función, es asimismo importante saber qué metabolitos se producen secundariamente. Hoy en día la PCR cuantitativa en tiempo real con cebadores específicos basados en el gen 16S rRNA nos permite estudiar el microbiota intestinal, determinando la genómica de las bacterias para poder ser mucho más objetivo en términos de emprender una labor terapéutica.
Prosiguió el Dr. Cubrías contextualizando el microbiota en el tubo digestivo, señalando que hay una menor concentración a nivel gástrico (101) que va aumentando hacia la parte distal: en el duodeno 103, en el yeyuno 104, en el íleon 107 y en el colon 1012. Y también cambian de manera dinámica los filos que encontramos en uno u otro lugar. A nivel gástrico: Lactobacillus, Bellonella, Helicobacter; en duodeno, yeyuno e íleon: Bacilli, Streptococcaceae, Actinobacteria, Actinomycinaeae, Corynebacteriaceae y en colon: Lachnospiraceae y Bacteroidetes, filos que son muy importantes y que tienen un rol crucial en la clínica del individuo. Por eso es importante que seamos capaces de conocer el microbiota, saber cómo funciona y cuáles son sus propiedades desde el punto de vista clínico.
Microbiota intestinal. Funciones
Pasó el Dr. Cubrías a revisar las funciones del microbiota intestinal, destacando que desde el punto de vista clínico vale la pena advertir que el microbiota intestinal es la barrera número 1 en términos de detoxificación, en términos de control y de protección, de la salud del individuo. Y lo considera interesante porque generalmente, cuando se habla de mecanismos de detoxificación se suele considerar el hígado como eje central, pero es importante percatarse que lo que ocurra a nivel hepático ocurre a nivel del enterocito y a nivel de la célula pulmonar, es decir, que no se puede observar solo desde el punto de vista visceral. Sin lugar a dudas, es el microbiota intestinal la primera barrera, tiene funciones tróficas interesantes, juega un rol crucial a nivel inmunitario, y hoy se empieza a saber con mayor profundidad que empieza a impactar de forma interesante en otra ómica que es la lipidómica, y diferentes señalizaciones que dependen de estos grupos bacterianos y que optimizan o no el metabolismo de las grasas, modulando la lipogénesis y la oxidación de ácidos grasos.
Asimismo, indicó el ponente que también tiene una actividad metabólica crucial, que fue muy estudiada por el grupo de Gordon (1) hace unos años, demostrando que la ratio Bacteroidetes/Firmicutes juega un rol crucial, sobre todo en el componente metabólico. Y que existe un nexo crucial con el control de la inflamación (de la que se habló por la mañana), que es fundamental controlar y manejar porque es una forma de poder amortiguar el impacto de tantas y tantas alteraciones a nivel multiorgánico. Otros factores importantes, continuó el Dr. Cubrías, son la síntesis de vitaminas del complejo B y de la vitamina K, relacionada con las enfermedades cardiovasculares, así como el metabolismo de xenobióticos y la regulación de la conducta del huésped.
Disbiosis
Para hablar de disbiosis, comentó el Dr. Cubrías, que se debía hablar de los ácidos grasos de cadena corta, de microbioma versus microbiota, de sobrecrecimiento de gérmenes oportunistas, de permeabilidad intestinal (de la que daría solo una pincelada porque iba a haber una conferencia específica sobre el tema, y del nexo entre el sistema nervioso central, el sistema nervioso límbico, el sistema nervioso autónomo y el sistema nervioso entérico (intestino como segundo cerebro). Tanto es así, qué si se hace una revisión en PubMEd de lo publicado en el 2014, se encuentran un sinnúmero de patologías ya estudiadas objetivamente que demuestran un nexo crucial, como un eje central de la disbiosis, y muchísimas de las patologías que más nos matan. Y el proyecto Microbioma Humano, es el que ha permitido acercarnos a entender qué es lo que pasa detrás de estas alteraciones.
Indicó el ponente la dificultad de resumir en 50 minutos algo tan complejo, por lo que se centrará en los pilares de la disbiosis para hacer un resumen que ayude en el plano clínico.
Uno de los pilares cuando hay disbiosis intestinal, es la disfunción del enterocito, esa célula espectacular que tiene unas uniones proteicas estrechas, que permiten el paso selectivo de sustancias al torrente sanguíneo y que cuando se dañan dejan pasar elementos que fisiológicamente no tendrían por qué hacerlo. Por tanto, estamos hablando de permeabilidad intestinal asociada o leaky gut en inglés, cuyo impacto se ha ido demostrando.
Los ácidos grasos de cadena corta hay que revisarlos, continuó el ponente, pues nos podemos encontrar con gérmenes oportunistas que hayan sobrecrecido o no, y esto es muy importante. Se observa frecuentemente que llegan pacientes con Helicobacter pylori, Pseudomonas, Escherichia coli, Proteus mirabilis… gérmenes propios que en cantidades suprafisiológicas son patológicos. Se utilizan múltiples fármacos para intentar disminuir su concentración, pero si no se consigue llegar a la eubiosis no se va a lograr estabilizarlos, por ello en la labor asistencial se ve la alta tasa de recurrencia en pacientes con Helicobacter pylori tratados con triterapia farmacológica, por ello hay que llegar a una eubiosis, hay que buscar la eubiosis y no pelear a golpe única y exclusivamente de fármacos.
A continuación, el Dr. Cubrías, mencionó la importancia de los filos y señaló como firmicutes, bacteroidetes y enzimas son importantes en cuanto a la inmunidad y a la parte metabólica. Y también se deben considerar los parásitos que a menudo no dan síntomas clínicos gastrointestinales, pero si extraintestinales. Hay que valorar también el microbiota nutritivo y el equilibrio entre el microbiota proteolítico y el regulador. Añadió el ponente, que cuando se empieza a hacer mención del leaky gut y de la disbiosis intestinal, la causa principal no es la ingesta exagera de antibióticos que tiene evidentemente su importancia, pero la causa número uno es el estrés, concretamente el distrés, no el eustrés que es fisiológico y crea hormesis que nos permite ser más resistente y desarrollarnos a un modo de supervivencia, si no el distrés que es absolutamente patológico.
Hablando de una manera llana, cuando hay permeabilidad intestinal y se rompen las uniones estrechas en vez de pasar un aminoácido llega a pasar un péptido que tiene ocho… doce… aminoácidos y cuando llega al torrente sanguíneo es reconocido por el sistema inmune como un elemento literalmente extraño, como un antígeno, y se forman complejos antígenos/anticuerpos que son literalmente demoledores porque se van a depositar donde encuentren una estructura molecular similar. Por ello, la tasa de patologías autoinmunes como hipotiroidismo autoinmune, psoriasis, lupus eritematoso sistémico, esclerosis múltiple y, en general las enfermedades autoinmunes, está creciendo de forma tremenda. Esto tiene un nexo fundamental con las reacciones cruzadas que se producen secundariamente a la presencia de estos elementos inadecuados sobre los que debemos tener control.
Llegados a este punto, el Dr. Cubrías bromeó con la hora, ya que pasaban de las cinco de la tarde, hora en que “los niveles de cortisol de todo el mundo están down”, razón por la que “los ingleses trabajan nine to five” comentando que al ponente le tocaría mantener despierto al auditorio.
Señalando la pantalla, fijó la atención de los asistentes en que el target número uno de la liberación de factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) es el enterocito contiguo, subrayando el rol fundamental que juega el que actúa como un gatillo, para potenciar la expresión clínica de muchas patologías que tocan el tubo digestivo.
Referenció el Dr. Cubrías a su publicación “Los 13 jinetes del apocalipsis metabólica” en el que se hace énfasis en las alteraciones neuroendocrinas secundarias al estrés crónico, porque estamos preparados para el estrés agudo, pero no para el crónico. “El estrés agudo nos salva, el estrés crónico nos mata”, sentenció el ponente. El estrés crónico inflama, deteriora, oxida los ácidos grasos poliinsaturados con dobles cadenas, con dobles enlaces (como el DHA) y clínicamente hablando se están recibiendo muchos pacientes con nivel de estrés oxidativo muy alto.
Preguntó el ponente a los asistentes quienes en la sala medían el estrés oxidativo de sus pacientes, señalando su importancia ya que es necesario controlar el estrés oxidativo, y el proceso inflamatorio. Mencionó el Dr. Cubrías el impacto sistémico de las alteraciones neuroendocrinas secundarias al estrés crónico, de la permeabilidad intestinal y del microbiota obesogénico proinflamatorio y proarteriosclerótico, o arteriosclerótico. Y aclaró que decía proarteriosclerótico porque de la microbiota depende la síntesis de vitamina K, que produce la gamma-carboxilación de la osteocalcina (también llamada bone Gla protein), que es importante para derivar el calcio al hueso y que llegue a adherirse a la trabécula de colágeno del mismo, y que no acabe calcificando otros tejidos, resaltando que cada vez se ven más pacientes jóvenes con calcificaciones en los hombros o en las arterias, encontrándose pacientes a los que se mide la rigidez arterial y presentan arterias con una arteriosclerosis que se correspondería con la de un paciente de 75 años. Y, añadió, esto sucede porque “tenemos una tripa hecha polvo” porque vivimos en distrés.
Segundo cerebro
Advirtió el Dr. Cubrías que todavía mucha gente (incluso colegas) se asustan cuando se les habla del intestino como segundo cerebro, pero realmente existe este segundo cerebro que tiene una relación directa y proporcional con el sistema nervioso autónomo. Recordó el ponente que el sistema nervioso autónomo está conformado por el sistema nervioso simpático y por el sistema nervioso parasimpático, y que el neurotransmisor crucial del sistema simpático es la dopamina que, mencionó, “es la madre de la noradrenalina para generar placer y la abuela de la adrenalina para generar agobio o estado de alerta”.
Fisiológicamente, en un medio biológico y sano, el nexo entre dopamina, noradrenalina y adrenalina debería ceder un 70% de noradrenalina y un 30% de adrenalina, pero cuando se entra en situación de estrés, el porcentaje cambia y se deja de tener placer, y empieza el agobio sostenido en el tiempo. Esto constituye un problema serio porque, en general, nos estamos adaptando a vivir así y permanecemos en estado de alerta sin tener una causa justificada. Todo ello tiene un precio que se paga a nivel del sistema parasimpático y de su neurotransmisor más representativo, la acetilcolina, que actúa sobre los receptores muscarínicos y nicotínicos, e influye en la memoria a corto plazo y en muchas funciones más. Puso como ejemplo el ponente que cuando las chicas se ponen nerviosas tienen necesidad frecuente de ir al baño porque tienen habitualmente un estado simpático adrenérgico importante, con un parasimpático deteriorado. Lo que nos lleva a aprender que, si no somos capaces de conocer los puntos básicos del sistema límbico, tampoco seremos capaces de resolver una disbiosis intestinal.
Recordó a continuación el Dr. Cubrías, la fisiología del sistema nervioso central y del sistema nervioso entérico y la vinculación de los dos cerebros. Animó el ponente a los asistentes a que digan también a sus pacientes que en este segundo cerebro se han podido medir 500 millones de neuronas e identificar cuarenta neurotransmisores, entre los cuales un 50% de dopamina y hay estudios que muestran que hasta el 65% de la dopamina se sintetiza en el intestino, atraviesa la barrera hematoencefálica y llega al sistema nervioso central, lo que se debe tener en cuenta, porque “entonces ya empezamos a ver que tenemos señalizaciones inversas, aferentes y eferentes, y esto es muy importante en clínica”. Además, se produce el 95% de la serotonina que representa calma, sosiego, estabilidad, equilibrio.
Pasó a continuación a recordar asimismo la fisiología de los plexos de Meissner (que se desarrolla en el intestino delgado y el colon principalmente, y se encarga de regular la digestión y la absorción en la mucosa y los vasos sanguíneos) y de Auerbach (que se encuentra en todo el tubo digestivo, y se encarga de coordinar la actividad de las capas musculares de dicho órgano). Estamos hablando de los plexos que a través del nervio vago se comunican justamente con las neuronas sensoriales, motoras, las neuronas internas y la glía entérica, esa glía entérica que, desde el punto de vista anatomopatológico, tiene una similitud extremadamente interesante con el sistema nervioso central en términos de glía y son una fotocopia literalmente una de la otra.
Fijó el Dr. Cubrías la atención de los asistentes en el impacto crucial que el estrés y las emociones tienen en el tubo digestivo, a través del sistema límbico, mediante vías aferentes y eferentes, o sea, enviando y recibiendo señales y en cómo, por ejemplo, la producción de citocinas afecta al sistema nervioso central y, en este caso, al sistema nervioso autónomo, y cómo el nervio vago ayuda a controlar los plexos de Meissner y de Auerbach en el tubo digestivo.
También llamó la atención en cómo, en términos sobre todo de control del sueño, depende en gran medida del microbiota, debido a que hay microbiota productor de GABA (ácido γ-aminobutírico), que es un neurotransmisor inhibitorio por excelencia, y en cómo luego aparece lo contrario, o sea, el impulso desde el sistema nervioso entérico hacia la actividad adrenérgica y no adrenérgica en el tubo digestivo que produce una alteración del microbiota. Actualmente en lo que a la salud del microbiota se refiere hay dos problemas que se suman, el alto consumo de antibióticos y el estrés con un mayor número de estresados que de consumo de antibióticos.
Añadió el Dr. Cubrías que, aunque el tema seguro que se va a desarrollar por otros ponentes, no quería dejar de mencionar que la medicina del siglo XXI (nombre por cierto del Congreso de SENMO que se celebró en Madrid del 5 al 7 de marzo de 2020) contempla el nexo crucial directo y proporcional entre permeabilidad intestinal y permeabilidad de la barrera encefálica y, también subrayar cómo se están viendo translocaciones importantes de procesos inflamatorios en el sistema nervioso central, neuroinflamación, causada por problemas digestivos, y esto es sumamente importante y puede estar detrás del entendimiento de los pacientes con esclerosis múltiple, incluso los pacientes con esclerosis lateral amiotrófica o enfermedad de Lou Gehrig.
Interacción de metabolitos bacterianos con el metabolismo del huésped
Señaló el ponente la importancia de la interacción de los metabolitos bacterianos con el metabolismo del huésped y recomendó la lectura del trabajo de Holmes et al de 2012 (2), sobre la importancia de la composición y actividad de la microbiota intestinal en relación con el fenotipo metabólico del huésped y el riesgo de enfermedad y, asimismo, destacó que incluso nuestro comportamiento, nuestro estado de ánimo, nuestro control de la insulinosensibilidad, tiene que ver directamente con los neuropéptidos que tienen relaciones cruciales con los niveles de ácidos grasos de cadena corta que dependen de nuestra microbiota.
También invitó al auditorio a reparar en el impacto que tiene la hipercortisolemia de un individuo en un estado suprafisiológico. Recordó el Dr. Cubrías que el cortisol es absolutamente fisiológico, pero que cualquier estado de hipercortisolemia por encima del nivel fisiológico, va a producir un desequilibrio entre los neurotransmisores y conlleva importantes alteraciones neuroendocrinas asociadas al estrés crónico. Lo normal es que cuando los niveles de cortisol estén altos se inhiba la producción de ACTH, la adrenocorticotropa, para que no aumente la señalización sobre la corteza suprarrenal y se produzca más cortisol, pero esa capacidad se pierde con el estrés crónico, en el que se mantiene un nivel suprafisiológico constantemente lo que, evidentemente, sabemos que es proinflamatorio y que genera un deterioro crucial.
Expuso el ponente a continuación, la importancia que tiene desde el punto de vista clínico un concepto nuevo, el metaboloma. Se trata de una ciencia ómica muy interesante que nos permite conocer cuáles son los metabolitos que se pueden generar secundariamente a lo que ingerimos, aunque a veces no sabemos si guardan relación con una clínica específica, una alteración de microbiota no siempre significa que haya metabolitos propatológicos, pero en la medida que se estudia el microbiota deberían estudiarse los metabolitos orgánicos, que son un dato importante para saber lo que está pasando.
Seguidamente, pasó a considerar el papel de los ácidos grasos de cadena corta que son grandes moduladores de la respuesta inflamatoria. Los ácidos grasos de cadena corta intervienen en la activación del inflamasoma (complejo multiproteico responsable de la activación de los procesos inflamatorios). Si se produce una alteración de los ácidos grasos de cadena corta se producen alteraciones del inflamasoma, multiplicando el efecto inflamatorio, y “recuerden una cosa conceptual, detrás de una inflamación no resuelta hay siempre, siempre, siempre, estrés oxidativo” advirtió el ponente. Y los que se oxidan son los ácidos grasos con dobles cadenas, los poliinsaturados que dan permeabilidad a la membrana y muchas enfermedades como el hipotiroidismo entre otras, está coligado secundariamente a una rigidez importante de membrana asociado a niveles de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga muy deteriorados o muy inadecuados para la salud de cualquier individuo. Recordó en este punto la relación entre neuroinflamación, activación de la glía y activación del inflamasoma.
Semiología Clínica de Disbiosis Intestinal
Pidió el Dr. Cubrías a los asistentes que levantaran la mano quiénes no tuvieran distensión abdominal a lo largo del día, luego quienes amanecían con el abdomen plano y sufrían durante el día distensión abdominal y gases, quienes tuvieran aerofagia, cólicos abdominales, gases fétidos, sobre todo tras la ingesta de una sobrecarga proteica, quienes tuvieran deseos de dulces y el chocolate vespertino y quiénes tuvieran alteraciones del hábito defecatorio, diarrea versus estreñimiento. Señalando la importancia de trasladar esta pregunta a los pacientes y añadir un 5% de estrés a la cantidad de síntomas que van a emanar de estas preguntas y que conducen al concepto conocido como neurodistonía vegetativa, que se corresponde con un umbral de estrés deteriorado que se dispara al menor estrés añadido y lleva a somatizar.
Relacionó a continuación otros síntomas como: alteraciones del humor sin causa aparente; memoria reciente alterada, incluso en jóvenes de 25-30 años (cosa que antes no se veía y que viene relacionado con un gasto de acetilcolina); irascibilidad; alteraciones del sueño intermedio y conciliación, que a menudo no responden o dejan de responder rápidamente a tratamientos farmacológicos; fatiga, dolor osteomuscular, cefalea tensional, agudización de las migrañas (atención a las migrañas digestivas); erupción, colitis, enteritis, acné adulto (por disbiosis intestinal con síndrome de dominancia estrogénica que depende de la microbiota gracias a la betaglucuronidasa que reabsorbe muchos estrógenos y que sobrecarga la función hepática) y autoinmunidad con target neurológico.
Llegados a este punto, el ponente proyectó un video ilustrativo con datos interesantes que anexan el tema del tubo digestivo con la génesis del cáncer. Asimismo, mostró varios estudios publicados (Vivarelli et al. 2019 (3); Nagano et al. 2019 (4); Carding et al. 2015 (5)).
Estos estudios muestran objetivamente diferentes filos asociados con el efecto antitumoral y otros filos asociados con el efecto protumoral, absolutamente estudiado y objetivamente demostrado; en el de Vivarelli el al (3), se muestra los efectos y las vías por las cuales se han estudiado y cómo las bacterias patógenas intestinales también pueden interferir con la respuesta al daño del ADN y reparar las vías, como en el caso de Shigella flexneri, induciendo la degradación de p53 de las células del huésped, lo que aumenta la probabilidad de introducir mutaciones durante la respuesta al daño del ADN en células infectadas, y la implicación de diversas cepas bacterianas en la activación de la vía beta-catenina. Todos estos conocimientos estudiados en cuanto al microbiota, constituyen un target nuevo en el ámbito del manejo del paciente neoplásico. Recomendó también el ponente la lectura del estudio de Carding et al. 2015 (5), porque habla de la cantidad de patologías que se pueden anexar a las interacciones del tubo digestivo, que ya había sido abordado en su mencionado libro “Los trece jinetes del Apocalipsis Metabólica” (2016-2017). Y es sumamente importante tener en cuenta, que hay enfermedades cardiovasculares que están asociadas a las alteraciones del microbiota intestinal.
Lamentó el Dr. Cubrías no tener tiempo para abundar en otras interesantes consideraciones. Como el papel de los LPS (lipopolisacáridos) bacterianos relacionados con una respuesta inflamatoria intensa en el estado endotoxémico secundario a la disbiosis intestinal, que hace qué afecte a múltiples órganos. Y algo más que importante, qué son las alteraciones del microbiota y la cronodisrupción, y la influencia tanto en vía aferente como eferente; hay alteraciones del microbiota que condicionan negativamente nuestros cronorritmos, y las alteraciones de los cronorritmos multiplican el daño que existe a nivel del microbiota (6).
También volvió a incidir el ponente en que, a menudo, la causa fundamental de patología arteriosclerótica tiene que ver con el déficit de vitamina K2 tan necesaria para la γ-carboxilación de la osteocalcina y grantizar que el calcio se deposite en el entramado que existe de colágeno a nivel óseo, como ya había mencionado (7,8,9).
Por otro lado, recordó el Dr. Cubrías que la disbiosis intestinal, siempre ha sido importante como un eje central que permite entender los nexos que hay desde el punto de vista fisiopatogénico en términos metabólicos, como la generación de la insulinorresistencia y la inflamación en un estado potencial tal como ocurre a través del inflamasoma. Recordó los estudios de Gordon (1) que demostraron que en ratones axénicos (libres de gérmenes) se requería casi un 30% más de aporte energético por alteración de la microbiota que en ratones no axénicos y como el ratio Bacteroidetes/Firmicutes, es importante en relación con la obesidad, ya que una alteración con una mayor proporción de Firmicuetes determina una mayor capacidad de extraer energía de fibra no digerible, de la que teóricamente no deberíamos extraer energía y eso conlleva una aumento de peso. Ejemplificó el ponente con el caso del paciente que llega a la consulta con aumento de peso y dice que no come más que lechuga y no le creemos, pero es cierto, sucede que ese paciente tiene un microbiota muy complicado en términos clínicos.
Integrando el alcance patológico de la permeabilidad intestinal
Explicó el Dr. Cubrías, que una mala alimentación lleva a la permeabilidad intestinal, la inflamación y la disbiosis, con consecuencias nefastas sobre distintos sistemas, desde la arteriosclerosis que se ha comentado hasta el cáncer. Por lo tanto, para ser consecuentes se debe promover una alimentación saludable, con niveles adecuados de fibra y de grasas saludables, que fomente una buena microbiota, que disminuya la permeabilidad intestinal, la inflamación, la insulinorresistencia, que aumente la sensibilidad, y que disminuya el riesgo cardiovascular.
Hay mucho donde aprender, pronunció el ponente y recomendó a continuación la lectura del estudio de Carding (2016) (5), a su juicio muy interesante, porque muestra todo el nexo entre la disbiosis intestinal estudiada hasta la fecha. Abundó de nuevo en el interés de la metagenómica, que permite determinar la composición de los microorganismos presentes e identificar las bacterias activas mediante la secuenciación del gen ADNr 16S. El estudio de los metabolitos en orina permite detectar marcadores de disbiosis específicos de microorganismos. El metaboloma es muy importante porque nos indica realmente lo que se está produciendo. Mostró el ponente los resultados de algunos casos y cómo desde el punto de vista clínico, hay marcadores que pueden objetivar, por ejemplo, un aumento de paracresol que puede indicar sobrecrecimiento de Clostridium difficile, que tiene la capacidad de producirlo y a nivel neuronal el para-cresol inhibe la dopamina beta hidroxilasa, que es la enzima que convierte la dopamina en norepinefrina para convertirse luego en epinefrina, y si esto ocurre y el ratio homovanílico/vanilmandélico se dispara (recordó el Dr. Cubrías lo que sucede en el caso de feocromocitoma), se genera un estado de neuroexcitación que genera una dificultad imperiosa para concentrarse. Esto está detrás de lo que ocurre con muchos niñitos nuestros que tienen trastornos del espectro autista. Esto está detrás de muchos pacientes nuestros adultos que tienen dificultad para concentrarse, añadió el ponente.
Así pues, una medicina moderna debe considerar que los neurotransmisores nos tienen que ayudar a entender lo que pasa en el tubo digestivo, y lo que sucede en el tubo digestivo nos tiene que ayudar a entender lo que está pasando a nivel del sistema nervioso central.
Manejo ortomolecular de la disbiosis intestinal
Para el manejo ortomolecular, el Dr. Cubrías indicó que se debe establecer dieta reparadora de enterocitos, con ácidos grasos poliinsaturados, probióticos adecuados en el momento adecuado, enzimas hepáticas muchas veces muy importantes, prebióticos en el momento adecuado, manejo de los gérmenes oportunistas, y control de la disautonomía.
Si no se controla el eje del sistema nervioso simpático/parasimpático no se va a curar nunca una disbiosis y se cronifica el cuadro. Indicó el ponente la importancia de la utilización de los probióticos como armas terapéuticas, aunque indicó que no lo iba a desarrollar, dado que iba a haber una ponencia específica sobre el tema. Mostró dos cuadros en los que se veían diversas enfermedades asociadas que podían ser tratadas con probióticos como diarreas, intolerancias alimentarias, enfermedades inmunes y alérgicas, obesidad, diabetes, esteatosis o acné, pero también: depresiones, bipolaridad, menopausia y enfermedades del tracto digestivo, entre otras.
Para finalizar, el Dr. Cubrías, habló de los datos que hoy se conocen sobre como la alimentación parenteral dirigida al microbiota intestinal fomenta su capacidad de mejorar el microbiota y la capacidad de recuperación del intestino (10).
Nombró a continuación el ponente, varias herramientas biológicas y farmacológicas, muy interesantes, que darían, dijo, para una ponencia completa.
Entre ellas substancias como la glutamina, que alimenta el enterocito; la cúrcuma y la quercetina que son reguladoras de la respuesta inflamatoria. El EPA y el DHA, de los que ya se habló durante la mañana; el ácido gamma-linolénico que es crucial para la producción de prostaglandinas antiinflamatorias, PGE1, PGE3; el palmitoleico u omega-7, de gran y creciente interés; los antibacterianos y los antiparasitarios. Y también los prebióticos y probióticos, que se tratarán como se ha mencionado en una ponencia específica, las enzimas, y sin lugar a dudas los adaptógenos porque, subrayo el ponente, tenemos una pandemia de disbiosis intestinal, tenemos una pandemia de pacientes con, literalmente, dificultad para mantener un estado de autonomía, tienen disautonomía, y la disautonomía dopamino-adrenérgica, que lo vemos cada día por ahí, más frecuente de lo que imaginamos, si no utilizamos adaptógenos con estos individuos, no vamos a disminuir el impacto que tiene la misma, no solamente en el tubo digestivo, sino a nivel sistémico. Entonces, se convierte en una herramienta sumamente importante.
Mencionó también el ponente, los ácidos butírico y propanoico o propiónico, que pueden aportar beneficio en pacientes con patologías como la esclerosis múltiple. Asimo, la necesidad absoluta de controlar el cronorritmo.
- Gordon, Jeffrey I. es miembro del Center for Gut Microbiome and Nutrition Research, Washington University School of Medicine, St. Louis, MO 63110, USA y del Department of Biochemistry and Molecular Biophysics, Washington University School of Medicine, St. Louis, MO 63110, USA, ha liderado y participado en muchos estudios sobre microbiota que se pueden encontrar relacionados en PubMed. Se aconseja la lectura de la publicación: Lozupone CA, Stombaugh JI, Gordon JI, Jansson JK, Knight R. Diversity, stability and resilience of the human gut microbiota. Nature. 2012;489(7415):220‐230. doi:10.1038/nature11550 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3577372/pdf/nihms442625.pdf.
- Holmes E, Li JV, Marchesi JR, Nicholson JK. Gut microbiota composition and activity in relation to host metabolic phenotype and disease risk. Cell Metab. 2012;16(5):559–564. doi:10.1016/j.cmet.2012.10.007
- Vivarelli S, Salemi R, Candido S, et al. Gut Microbiota and Cancer: From Pathogenesis to Therapy. Cancers (Basel). 2019;11(1):38. Published 2019 Jan 3. doi:10.3390/cancers11010038
- Nagano T, Otoshi T, Hazama D, et al. Novel cancer therapy targeting microbiome. Onco Targets Ther. 2019;12:3619‐3624. Published 2019 May 13. doi:10.2147/OTT.S207546
- Carding S, Verbeke K, Vipond DT, Corfe BM, Owen LJ. Dysbiosis of the gut microbiota in disease. Microb Ecol Health Dis. 2015;26:26191. Published 2015 Feb 2. doi:10.3402/mehd.v26.26191
- Parkar SG, Kalsbeek A, Cheeseman JF. Potential Role for the Gut Microbiota in Modulating Host Circadian Rhythms and Metabolic Health. Microorganisms. 2019;7(2):41. Published 2019 Jan 31. doi:10.3390/microorganisms7020041
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1 Producto a base de enzimas de pulpa de papaya ecológica de Cien por Cien Natural.
2 Reacción en cadena de la Polimerasa
3 El gen 16S rRNA se utiliza para estudios filogenéticos ya que su secuencia está altamente conservada entre las distintas especies de bacterias y arqueas
Resumen preparado por la Prof.ª Mª José Alonso como moderadora de la VIII Edición del Seminario sobre Nutrición del 22 de febrero de 2020 en Barcelona, donde tuvo lugar la ponencia del Dr. Jorge L. Cubrías.
Dr. Jorge L. Cubrías
Médico clínico con posgrado en patologías Cardiometabólicas y Vasculares, ha tenido la siguiente trayectoria profesional:
- Doctor en Ciencias Médicas por la Universidad de las Villas en Cuba
- Médico Cirujano por la Universidad de Chile
- Licenciado en Medicina por el MEC, España
- Formado en Bioquímica Clínica, en el Instituto del Metabolismo Celular, España.
- Formado por el Profesor Efraín Olszewer en Medicina Ortomolecular, FAPES, Brasil.
- Especialista en medicina anti envejecimiento por la Universidad de Sevilla, España.
- Co fundador de la Sociedad española de nutrición y medicina ortomolecular, SENMO
- Docente en varias diplomaturas universitarias en España.
- Conferencista nacional e internacional en los últimos 14 años.
- Ha escritos varios artículos para libros en materia de metabolismo energético.
- Experiencia hospitalaria y extra hospitalaria en los últimos 23 años con más de 20.000 pacientes vistos en el ámbito de la práctica clínica y ortomolecular.
- Co-creador y gestor de congresos internacionales en materia de medicina y nutrición ortomolecular en España.
- Miembro de la International society of orthomolecular medicine, ISOM.
- Miembro de la Asociación americana de medicina avanzada, ACAM
- Miembro de la Asociación médica brasileña de práctica ortomolecular AMBO y la Fapes
- Actual Presidente de la Sociedad Española de Nutrición y Medicina Ortomolecular (SENMO)
- Director médico de la clínica Cellmedik, Tenerife, España
- Director médico de la Unidad de medicina anti envejecimiento y medicina integrativa en el hospital Virgen de la paloma, Madrid, España.
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